Ariel Hamui desarma a Risto con su mentalismo de «otro planeta»

Todos vienen a superar la criba pero todos sueñan con el pase de oro. Solo queda uno, el de Paz Padilla. El ilusionista argentino Ariel Hamui, de 27 años, ha venido a presentar su candidatura a tal reconocimiento.

«Cuando tenía cuatro años, me regalaron una caja de magia pero me enfadé con la magia. Era todos los valores que me enseñaron de pequeño: mentir, engañar. Después de muchos años pude entender cómo era realmente la magia. Hoy en día los valores de la magia no son mentir y engañar sino darle a alguien la capacidad de escaparse de la realidad» se sinceraba Ariel sobre qué era para él la magia y cómo la descubrió.

Ariel Hamui va a realizar un número de mentalismo en el que va a «influir en las decisiones» que Risto vaya a tomar en los próximos minutos. Para ello le ha dado a elegir entre dos mazos de cartas, del 1 al 5 de corazones y picas. Risto ha elegido el de picas. Es entonces cuando Ariel le ha pedido que elija una de esas cinco cartas de picas mentalmente, no se la dijese, mezclase sus cartas y pusiese la carta elegida al lado de la que había elegido Ariel. Han ido poniendo sobre el tapete cuatro de las cinco cartas en el orden que Risto ha querido y él ha hecho lo mismo. El truco consistía en que Ariel ha hecho que coincidiese el orden de los dos mazos.

«Me has hecho disfrutar una pasada. Enhorabuena» valoraba Risto Mejide, protagonista del número y Dani Martínez imitando el acento argentino reconocía el talento «Yo no te puedo creer, la bancaste, la rompiste. Sos el Maradona de la magia, sos un loco» pero luego reconocía, ya sin acento, que «me acordaré de este número siempre».

«Nunca me ha pasado. Me he emocionado, he alucinado. Además conozco a Risto, eres de otro planeta. Felicidades» reconocía una sorprendida Edurne y Risto añadía «he ido a buscar el fallo». Votaban y se llevaba el pleno. Además Risto Mejide se subía al escenario a pedirle un selfie porque «yo a la gente que admiro, no la dejo escapar».

Ariel Hamui desarma a Risto con su mentalismo de «otro planeta»